Churchill estuvo a punto de morir en Cuba

PresentacionEmbajador británico Tim Cole y la autora del libro en la presentación en Arroyo Blanco

Por Fernando Ravsberg

El legendario Winston Churchill tuvo su bautismo de fuego en la guerra de independencia de Cuba, en 1895. Allí cumplió la mayoría de edad, empezó a fumar habanos y estuvo muy, pero muy cerca de morir en una carga al machete de los mambises cubanos.

Recién graduados de la academia militar, el joven Winston y su amigo Reginald Barnes, buscaban entrar en contacto con la guerra y logran que los autoricen a acompañar a una columna española que perseguía a los independentistas en el centro de la isla de Cuba.

Hotel-Inglaterra
Hotel Inglaterra, donde se hospedó Winston Churchill a su paso por La Habana

Esa información aparece en su biografía pero el libro “Arroyo Blanco, la ruta cubana de Churchill”, de Lourdes María Méndez, recién editado en Cuba, revela que esas tropas españolas estuvieron a punto de ser destruidas por la mayor concentración de tropas rebeldes.

El 30 de noviembre cumple el joven británico los 21 años en el pequeño poblado de Arroyo Blanco, ubicado en la central provincia de Santi Spíritus. Desde el día anterior los mambises se acercan al lugar hasta estacionarse a apenas 16 leguas de los españoles.

Al frente de los cubanos vienen los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo, los más temidos y agresivos de los jefes militares independentistas, famosos por sus cargas al machete. Y allí se les suman además las fuerzas del también general Serafín Sánchez.

El libro, publicado por Ediciones Luminaria, investiga los diarios de guerra de los mambises y descubre que, a pocos kilómetros de Churchill, se encontraban alrededor de 5000 rebeldes armados, acompañados por todo el Gobierno de la República en Armas.

En la zona aún se encuentran casquillos de los miles de balas que se dispararon en la zona durante la guerra

La columna móvil española, compuesta por 1700 hombres, desconocía el número de adversarios a los que atacaba. Se mueven con mucha lentitud y cuando, tras las primeras escaramuzas, se lanzan contra el campamento rebelde lo encuentran abandonado.

Topan con la retaguardia, bajo el mando de Antonio Maceo, pero el General de División Álvaro Suarez Valdés, jefe de las tropas españolas, suspende la persecución. Eso salvó a sus hombres y permitió a los mambises continuar discretamente su camino a occidente.

LourdesLourdes Méndez, autora del libro, pasó 5 años investigando en los diarios de guerra de los mambises

El joven británico se muestra decepcionado por la falta de agresividad del oficial español y se pregunta por qué no continúa el ataque. Curiosamente, en sus diarios de guerra los jefes mambises, muy sorprendidos, se hacen la misma pregunta.

Nadie sabe si la persecución se detuvo por falta de agresividad militar o por un sexto sentido de Suarez Valdés pero en todo caso fue lo que permitió que Winston Churchill siguiera con vida y que los rebeldes continuaran su plan original de extender la guerra a todo el país.

Los jóvenes británicos apenas estuvieron 4 días en los campos de batalla cubanos pero lo hicieron en el momento clave de la guerra, en uno de los lugares más peligroso, frente a tropas muy fogueadas y dirigidas por los más temibles jefes rebeldes.

(Tomado de: Cartas Desde Cuba)